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JACQUES TOURNEUR

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Tourneur portada libro-1LA ATRACCIÓN DE LA SOMBRA

Por Jaime Natche

La fecunda colección Signo e imagen / Cineastas de la editorial española Cátedra llega al número 106 con Jacques Tourneur (Rubén Higueras Flores, Madrid, Cátedra, 2016), dedicado al realizador francés aunque tempranamente afincado en Estados Unidos. Esta es una de las últimas contribuciones (con posterioridad a su aparición en enero de 2016 han aparecido dos nuevos volúmenes consagrados a Ridley Scott y Paul Verhoeven) de una serie de estudios que regularmente ha destacado por el detenimiento y seriedad con que reflexiona sobre el trabajo de un cineasta en letra impresa —desde que iniciara su andadura abordando a Ingmar Bergman en 1990—, siguiendo la línea de los ensayos de teoría e historia del cine —y, en menor medida, técnica— de su colección madre Signo e imagen. El reseñista recuerda con aprecio, por ejemplo, los libros sobre Abbas Kiarostami y Satyajit Ray, por Alberto Elena; Robert Bresson y Orson Welles, por Santos Zunzunegui; S. M. Eisenstein y Douglas Sirk, por Jesús González Requena; Kenji Mizoguchi y Yasujiro Ozu, por Antonio Santos; o Víctor Erice, por Carmen Arocena. Por lo general, estas monografías se apoyan en un reposado análisis de la trayectoria y claves del cineasta, avanzando cronológicamente a lo largo de su obra, película por película, y completándose de manera oportuna con referencias de la bibliografía existente sobre él y testimonios del propio cineasta extraídos de entrevistas o escritos propios. El propósito es siempre abarcar del modo más completo e integrado posible las dimensiones históricas, sociales y estilísticas de cada cineasta, aunque de manera más esporádica se circunscriban a los dominios de la interpretación semiótica, como en el caso de los libros de González Requena.

Al realizador que nos ocupa, Jacques Tourneur, se le asocia de manera recurrente a la producción de serie B donde desarrollaron buena parte de su carrera Gordon Douglas, Edgar G. Ulmer, Joseph H. Lewis o Budd Boetticher. Sin embargo, el autor de este libro se apresura a desmentir su condición de marginal en la introducción a las 488 páginas de este volumen. Aunque son significativas sus incursiones en el cine de género y bajo presupuesto destinado a los programas de sesión doble —como el ciclo de terror que Val Lewton produjo para la RKO—, la mayor parte de la filmografía de Tourneur no se desarrolló en ese régimen de producción, incluidos algunos de sus títulos más célebres, como Retorno al pasado (Out of the Past, 1947) o Berlin Express (1948), filmados con una holgura de medios y presupuesto que en ningún caso puede adscribirse a la serie B.

Como tantos otros cineastas que formaban parte del sistema de Hollywood con la personalidad suficiente para ser considerados “autores” y no simples artesanos, Jacques Tourneur fue reivindicado por la crítica francesa en los años sesenta y setenta (especialmente por Cahiers du cinéma y la firma de Jean-Claude Biette), y, de forma más reciente, es considerado un realizador clave por titanes del cine contemporáneo como Martin Scorsese o Pedro Costa. Para el autor de la monografía que presentamos, Tourneur no deja de ser la «pieza de un engranaje de mayestáticas proporciones como el sistema de estudios hollywoodense que, sin embargo, constituye un caso singular al introducir ciertas subversiones» a los modelos narrativos vigentes (p. 14), sirviéndose magistralmente del empleo de la sugerencia y el potencial lírico de las imágenes.

Cat People

Los inicios de Tourneur en el cine fueron facilitados gracias a la vinculación a la industria de su padre, el también realizador Maurice Tourneur. Pero la confirmación de su talento como director tuvo lugar a partir de su célebre aportación al género de terror junto al productor Val Lewton —compuesta por La mujer pantera (Cat People, 1942), I Walked with a Zombie (1943) y The Leopard Man (1943)—. En estas tres películas dominadas por la presencia de lo sobrenatural, la causa de lo terrorífico se mantiene en un fuera de campo latente, en una zona donde la oscuridad favorece lo indeterminado. Creyente él mismo en el más allá y aficionado al estudio de la parapsicología, Tourneur hace gravitar el drama en una dimensión oculta que la imagen no llega a hacer manifiesta, pero que los mecanismos cinematográficos logran transmitir en un plano sensorial. La oscuridad también puede provenir del interior de los propios personajes o de un trauma del pasado, lo que provoca que en sus films nos encontremos con frecuencia con protagonistas más torturados, complejos y ambiguos de lo que es habitual en el cine de género de Hollywood, ya sea western, policíaco o película de aventuras. En lo sucesivo, el realizador de origen francés desarrollará una asombrosa capacidad para sugerir vastos universos imaginarios y simbólicos a partir de los mínimos elementos de puesta en escena, empleando la presencia decisiva del paisaje y la economía narrativa hasta en sus producciones más rutinarias, como Cita en Honduras (Appointment in Honduras, 1953).

Expuesto con detalle y claridad, este recomendable libro de Higueras Flores permite conocer, por ejemplo, circunstancias de la producción de las películas de Tourneur que a la vez revelan la particular poética del cineasta, como su reticencia a filmar primeros planos de los rostros de los actores que el productor exigía con tal de facilitar una lectura más convencional por parte del público en el western Tierra generosa (Canyon Passage, 1946). O su intención, finalmente frustrada por imposición del productor, de que no se hiciera visible —si acaso de forma subliminal, durante unos pocos fotogramas— la figura del demonio en La noche del demonio (Night of the Demon, 1957). La fobia de Tourneur a lo redundante o a lo simplemente explícito, su confianza en el poder sugestivo de la materia visual y sonora con la cual compone sus películas, dan como consecuencia un cine donde «todo subrayado es extirpado del texto» (p. 369).

El libro no parte de cero y tiene en cuenta la no muy abundante y dispersa aportación bibliográfica al estudio de la figura del realizador de La mujer pirata (Anne of the Indies, 1951), entre ella las monografías más recientes: de Chris Fujiwara (Jacques Tourneur: The Cinema of Nightfall, 1998), Michael Henry Wilson (Jacques Tourneur ou la magie de la suggestion, 2003), António Rodrigues (coordinador de un estudio colectivo de la Cinemateca Portuguesa / Museu do Cinema de Lisboa, 2004), Marcos Uzal (Vaudou de Jacques Tourneur : archipel des apparitions, 2006) y Frank Lafond (Jacques Tourneur, les figures de la peur, 2007). Y hasta incluye entre sus referencias investigaciones inéditas, como la tesis doctoral del cineasta argentino Santiago Fillol. También contiene valiosas confrontaciones entre las novelas originales en que se basaron películas del cineasta y las adaptaciones cinematográficas resultantes, como en el caso de Martín, el gaucho (Way of a Gaucho, 1952).

***

Jaime Natche es montador y realizador de cine hispano-palestino. Su primer largometraje como director es Dos metros de esta tierra (Two Meters of This Land, Palestina, 2012), firmado con su nombre árabe: Ahmad.

Jaime Natche/ Copyleft 2016


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